La etapa más importante para desarrollar gentileza, humanismo,
amor e idealismo es la del adolescente,
cuando entra en el amor romántico.
Esta fase fundamental de maduración ha sido cercenada
por la promiscuidad sexual de millones de adolescentes
todavía muy dependientes. Es una violación a la naturaleza».
Stanley B. Stefan
Psicólogo Clínico
Carta a Time
Dr. Tomás P. Owens
La adolescencia tiene un principio bien definido y un final impreciso. Se inicia con el evento biológico que llamamos pubertad, el cual puede durar dos años y termina paulatinamente, al alcanzar la etapa del adulto temprano.
La mayor parte de los rasgos característicos de la pubertad, son del orden sexual. Así tenemos que en las niñas se presenta: desarrollo del busto, vello púbico liso, crecimiento rápido, vello púbico rizado, menstruación y vello axilar, mientras que en el varón tenemos: crecimiento testicular, vello púbico liso, crecimiento peniano, cambios de la voz, primera eyaculación, vello axilar, cambio acentuado de la voz y desarrollo de la barba.
El orden, se observará, suele ser en primer lugar crecimiento mamario; luego máximo crecimiento y la primera regla o primera eyaculación y finalmente el desarrollo del vello axilar exuberante.
Este período difícil de la adolescencia puede a su vez, dividirse en tres etapas:
La primera o de adolescencia temprana es la puberal, la de los cambios drásticos y la de la Labilidad emotiva y la edad tumultuosa.
La segunda o de la adolescencia media, cuando el joven establece un mejor comportamiento y se relaciona mejor con el adulto; es el apaciguamiento.
La tercera o adolescencia tardía es la etapa final de formación de una identidad propia, donde el joven finalmente decide hacerse la pregunta “¿quién soy?” y cuando debe hacer sus decisiones sobre su futuro, la etapa de cerrar puertas y decidir una carrera, un porvenir.
La capacidad fisiológica para la excitación sexual y el orgasmo puede existir desde la infancia pero es durante la pubertad que emergen las funciones sexuales adultas. En el adulto el orgasmo en el varón se caracteriza por la eyaculación, la que no sucede en el orgasmo prepuberal por falta de función prostática.
Esta primera eyaculación, según Kinsey, puede presentarse desde los 8 años de edad hasta una edad de 21 años pero el mayor porcentaje de jóvenes la tienen entre los 11 y los 15 años, con un promedio de 13 años, 10 y medio meses, la mayoría de las veces por masturbación y con mayor frecuencia hasta un año previo a la primera emisión nocturna.
La eyaculación es de por sí un dato que diferencia grandemente a los sexos y la misma es una clara evidencia de orgasmo para el varón, mientras que en la mujer es mucho más difícil identificar este evento.
Los genitales del varón son externos y los de la mujer, internos. Esto hace que el varón esté más identificado con ellos los manipule más y quizás explique el enfoque más genitalizado del hombre.
Kinsey usó el orgasmo como su unidad descriptiva por ser un evento bien definido. La mayor parte de los mismos se producen debido a seis actividades: coito y masturbación; mayormente manoseo y contacto homosexual, ocasionalmente orgasmos nocturnos o bestialidad, raramente.
Según Kinsey, el adolescente de 15 años de edad ya alcanza la máxima descarga sexual del adulto, a saber, tres orgasmos semanales, como promedio. Estos se derivan como sigue:
70% por masturbación
14% por coito
8% por emisiones nocturnas
5% por contacto homosexual
2% por caricias
0.8% por bestialidad
Entre los 16 y 20 años cambia a:
51% por masturbación
23% por coito
4% por caricias
11% por emisiones nocturnas
La actividad sexual premarital de la mujer ha ido en ascenso durante la última década aunque esto no debe llamarse una revolución sexual.
A la edad de 15 años, un 18% de las mujeres había experimentado coito; a la edad de 16, un 25%; a los 17 años, un 41%; a los 18, un 45%.
En los grupos de raza negra, entre los 15 y 19 años había experimentado coito un 63 %, mientras que en la mujer blanca el promedio era de 81%.
La mayor parte de la actividad sexual se presenta en casa y el primer coito suele ser entre adolescentes mayormente en el verano y a una edad que ha descendido en 4 meses.
La consolidación de un sentido de identidad personal es para Erikson la labor fundamental de la adolescencia y aquí entran en juego los aspectos de sexualidad, mayormente, los dos componentes de identificación del género y los papeles sexuales.
Esta identidad sexual para algunos se revela en edades muy tempranas, en la etapa del año y medio a los tres años de edad, pero se aclaran y definen categóricamente en la adolescencia.
La búsqueda de esta identidad puede ser dolorosa y compleja para muchos adolescentes y a veces la actividad sexual, las amistades, los amoríos, el casarse o el comportamiento errático son formas de buscar esta identidad. A veces, una hipersexualidad en el joven no es más que un papel que desempeña para llamar la atención, buscar cariño o formarse una autoimagen nítida.
El ambiente donde se vive y las compañías juegan un papel primordial en el desarrollo del papel sexual del joven. Es usual que todos los atributos que hacen de una muchacha, una “buena muchacha”, son atributos de “asexualidad” y hasta cosas insignificantes como la masturbación en muchos hogares todavía podrán ser considerados como algo malsano e inmoral.
El médico familiar puede hacer mucho de medicina preventiva para inhibir tensiones y problemas de sexualidad en la adolescencia. La sola explicación sobre el desarrollo sexual sobre la masturbación, sobre las emisiones nocturnas, sobre las tendencias homosexuales, sobre la anticoncepción, son conversaciones que pueden acercar al adolescente a su médico. Aquí se requiere mucho tacto y sentido común para mantener la confianza del joven y sus padres.
La masturbación parece haber pasado tres etapas. La primera, antigua, cuando se le consideraba una actividad malsana, pecaminosa, sucia y peligrosa y esta etapa alcanzó hasta este siglo veinte. La segunda, cuando es considerada como algo inocuo, como parte del desarrollo sexual del adolescente. En esta etapa el énfasis fue insistir en que no era una actividad ni “inmoral”, ni malsana. Finalmente, una tercera etapa, actual, donde consideran a la masturbación como una buena medida, sana y muchas veces terapéutica, para contrarrestar los impulsos de la juventud, para liberar tensiones y como salida de desahogo sexual para quienes no pueden o no deben encontrar pareja satisfactoria.
Al tratar adolescentes con problemas de sexualidad, lo primero que debe considerarse es que la medicina preventiva es la mejor.
Debe comprender el médico familiar que los eventos a los cuales se enfrenta el joven en esta edad son muchas veces causa de serios conflictos. Así son las primeras emisiones nocturnas y las masturbaciones en el varón y la menarca en la niña. A pesar la aparente indiferencia superficial en el fondo, estos eventos son traumatizantes, muchas veces y el ideal sería que el médico de confianza hubiese dado explicaciones previas al respecto. La tabla siguiente indica algunas recomendaciones para tratar al adolescente:
Qué hacer:
1.Garantizar que las conversaciones serán confidenciales
2.Abrirle las puertas a las preocupaciones que el médico advierte como son la sexualidad, la independencia, la anticoncepción, etc.
3.Simplificar su acceso al decirles que está anuente a atenderlos y conversar en cualquier momento
4.Aprovechar cualquier oportunidad para discutir sus problemas, cosa que suele ser durante la visita episódica
5. Discuta con el adolescente los temas que usted considera debe discutir con sus padres.
Que no hacer:
1. No moralice ni dé sermones.
2. No introduzca a los padres en el problema sin el consentimiento del adolescente.
3. No trate de congraciarse ni use el idioma, ni modismos del adolescente, si no son oportunos.
4. Trate de no burlarse de las costumbres de la juventud del momento.
5. Trate de no insistir en temas que el joven no desea discutir.
Se han publicado innumerables trabajos sobre sexualidad del adulto y del anciano como son los de Masters y Johnson, los de Chartam y los de Comfort; los excelentes escritos de Reuben, el informe Hite, el de Pietropinto y los estudios contemporáneos de la doctora Kaplan y de Leif, pero poco sobre la sexualidad del adolescente, tan fundamental para la vida sexual futura del ser. El joven se pregunta “¿soy normal?” “¿lo que yo hago lo hacen otros?”, “¿lo que siento yo lo sienten otros?”; “¿qué diferencias existen entre nosotros?”.
El trabajo de encuesta de Hass es una respuesta para el adolescente. Esta encuesta revela interesantes datos sobre la sexualidad del adolescente. En primer lugar, a pesar de la creencia popular, el adolescente no tiene su mente tan centrada en la sexualidad. Al preguntarle qué actividades le interesan más, el orden apuntado fue el siguiente para las niñas:
1. Tener amigos del mismo sexo
2. Buen aprovechamiento escolar
3. Tener amigos del sexo opuesto
4. Establecer un romance con alguien
5. Practicar atletismo
6. Tener contacto sexual
Para los jóvenes de 17 a 18 años, el orden fue:
1. Buen aprovechamiento escolar
2. Tener amigos del mismo sexo
3. Tener amigos del sexo opuesto
4. Establecer un romance con alguien
5. Practicar atletismo
6. Tener contacto sexual
En cuanto a la importancia dada al componente sexual por el adolescente que ha establecido un vínculo o romance con alguien del sexo opuesto, las respuestas también indicaron que esto no era lo predominante ni lo más importante.
Al preguntarle a un grupo de adolescentes si prefería salir con solo un o una amiga al salir con diferentes personas, a las edades de 15 a 16 años, las respuestas eran similares: aproximadamente la mitad de los valores y las niñas preferían salir con un mismo parejo y la otra mitad con varios, mientras que a las edades de 17 y 18 años, las niñas preferían salir con un mismo parejo, cosa que parece indicarnos que la mujer ya ha encontrado una identificación y desea sentirse más atada a esta edad.
Al preguntar a los jóvenes qué preferían en un compañero, los varones dicen:
Buen aspecto físico
Amigables
Inteligentes
Sentido del humor
Honesto
Buen conversador
Intereses y valores similares
Abierta sexualmente pero no promiscua
Extrovertida y madura
Las mujeres anotan como cualidades
Inteligente
Buen aspecto físico
Buena conversación
Sincero y honesto
Confidente
Sentido del humor
Limpio, nítido, sin interés en drogas
Romántico y cariñoso
Popular en la escuela
Gentil y no machista
Se advierte en esta encuesta el gran predominio de aspectos sociales y de comportamiento y el muy escaso o nulo componente sexual.
En los mimos previos al coito existe una gran diferencia entre los adultos y los adolescentes.
Las caricias y los mimos son fundamentales en el romance del adolescente, tan fundamentales que en la mayor parte de las ocasiones allí termina la actividad sexual y ambos se sienten muy complacidos con las a veces horas de caricias y contactos por besos, palmación de mamas y caricias de los genitales.
El contacto bucovaginal en casi todas las culturas ha sido considerado como poco natural y todavía es una actividad discutible.
Como en otras actividades, los varones son más liberales que las damas ya que para las últimas suele precisarse el estar enamorada.
A pesar de la liberación, aproximadamente un 45% de los jóvenes no habían experimentado ni felatorismo, ni cunilinguo a los 17 o 18 años, mientras que las jóvenes no los habían experimentado en un 41% de la muestra.
En cuanto al coito, el aspecto más estudiado, sobre todo por lo relacionado con la anticoncepción, el embarazo y las enfermedades por transmisión sexual, a la pregunta dada a jóvenes de 17 y 18 años de edad, “¿está bien que a mi edad mantenga coito?”, un 83% de los varones y un 64% de las mujeres respondió que sí.
La edad a la cual practican el coito los jóvenes por vez primera desciende cada década. En la época de Kinsey, el 40% de los varones y el 3% de las niñas habían perdido la virginidad a los 16 años, mientras que en el año 1973 Sorenson informó que un 30% de las niñas y 44% de los varones lo habían hecho a los 16 años. Para el año 1979, las niñas están alcanzando al varón en cuanto al porcentaje que había tenido coito a los 17 años (41%).
La pérdida de la virginidad, por supuesto, es más conflictiva para la mujer ya que para casi todos los varones fue una actividad positiva y placentera, mientras que para muchas niñas resultó traumática. Como hay más restricciones sociales en la mujer, habrá más aspectos emotivos que atañen al coito en la mujer. Ella tendrá coito con menos compañeros que el varón, lo hará en forma más discriminatoria y derivará menos placer del acto.
Lo mismo que con el coito sucede con la masturbación. En la mujer es menos frustrante que en el varón; a la edad de 17 a 18 años, los varones informan masturbación con más frecuencia, cada día o 3 veces por semana, mientras que las jóvenes lo suelen indicar como con menor frecuencia que cada mes.
A pesar de esto, la mayor parte de los adolescentes se sintieron culpables, sucios y degradados post-masturbación.
En relación con los orgasmos en las adolescentes, tenemos que el joven tiene una eyaculación cuando sufre un orgasmo, mientras que para la mujer no hay un indicador obvio. Por esta razón, un 33% de las adolescentes al responder a la pregunta “¿Han experimentado un orgasmo?” responden que no están seguras, mientras que un 42% dijo que sí y un 25% dijo que no.
Las jóvenes presentaron orgasmos por masturbación, estimulación por cunilinguo, manual o por coito con la misma frecuencia. Un 45% de las encuestadas reveló que había presentado orgasmo por cunilinguo, mientras que en el caso de coitos, un 27% nunca había tenido orgasmo y un 20% había tenido orgasmo un 75% de las veces.
Todavía existe muy notoriamente la llamada “doble moral” aceptada por chicos y chicas, de tal forma que es aceptado que el varón tenga muchas más libertades. A pesar de la gran liberación, al preguntar a los jóvenes si deseaban casarse en un futuro, un 71% de los hombres y un 79% de las niñas respondió que sí. Al preguntar si la mujer debía ser virgen al casarse, los jóvenes respondieron afirmativamente en 17% de los casos, y las jóvenes en el 26%. Al preguntar si el joven debía ser virgen, las respuestas afirmativas fueron 9% y 17% respectivamente.
Al preguntar sobre contactos homosexuales al adolescente, aunque suelen ser actividades fortuitas o pasajeras, un 14% de los varones y un 11% de las muchachas contestó afirmativamente. Una gran parte de estos contactos fueron prepuberales, mayormente como resultado de la curiosidad.
Los adolescentes de hoy requieren información; no es suficiente la información dada en cursos escolares pues está orientada hacia los anticonceptivos y las enfermedades venéreas para que el joven “no se meta en problemas», cuando lo que pide a gritos es poder conversar confidencialmente sobre varios temas. A la mayor parte de los adolescentes les es difícil establecer dicha conversación con sus padres y la mayor parte de las veces estos o no saben las respuestas o tratan de eludir este tipo de conversación.
La encuesta de Hass reveló que la mitad de los adolescentes solamente tocaban generalidades sobre temas sexuales con sus padres y hasta un 25% nunca hablaron de sexo con sus padres, un 20% de los varones solo decían a sus padres lo que aceptarían y un 15% de las mujeres hacían lo mismo.
Los adolescentes seguirán inmiscuidos en esta difícil etapa de expansión de la sexualidad. Los padres, los maestros y los médicos familiares de su confianza deberán ayudarles interesándose cada vez más en llegar a comprender su mentalidad y estar dispuestos siempre al diálogo y a tener una mente abierta.