Por. Dr. Thomas Owens Jaén
Publicado originalmente en la Revista Lotería, Nos. 354-355, Septiembre-Octubre de 1985.
Al conmemorarse el cincuentenario de la creación de nuestra Primera Casa de Estudios es preciso hacer un alto en nuestro bregar académico constante y meditar sobre el significado de Universidad y lo que ha sido su impacto científico en el desarrollo de Panamá.
La Universidad de Panamá se funda en 1935, en el período entre las dos grandes guerras y al calor de la Reforma del Perú y de Córdoba. Sigue desde su inicio algunos rasgos de universidad tradicional, post-Flexneriana, pero con aspectos muy propios como fue centrar su interés en horarios vespertinos para acoger al estudiante-empleado.
El clima caribeño, de dedicación parcial, nunca fue muy propicio para la meditación académica y la investigación pero el sólo hecho de recoger grupos de científicos con intereses afines sirve de caldo de cultivo para promover algún trabajo académico.
Zuzunaga Flores escribe: «No hay lugar en el mundo subdesarrollado, por tanto, para una institución universitaria rígida, jerarquizada, litúrgica, académica, profesionalista o productora de investigación original. Lo poco que de todo ello pueda ofrecer surge como un subproducto. Su verdadera función es la de proveer el crisol libre, abierto, contradictorio y desgarrado de una realidad social dependiente y en cambio rápido, a la que siempre sirvió bien como instrumento de movilidad social y acceso a los niveles de poder».
La universidad de América Latina se ve así como un instrumento de cambio social con un papel de crisol revolucionario, de formación de juventudes transformadoras.
Las universidades nacen en la Edad Media y funcionan desde entonces en su devenir histórico como una vía muy transitada de transformación de la posición socioeconómica de personas y grupos.
En nuestra América, conjuntamente con la Iglesia y el Ejército sirven como vehículos de ascenso al poder de elementos en escalas sociales más bajas. Pero nuestras universidades forman el ambiente óptimo para transformar y educar a la clase media urbana y los conglomerados rurales que aspiran al ascenso social. Pero no debe fomentarse el intelectualisimo utópico ni la investigaciÓn original elevada pues ésta solamente fomenta exportación de talentos.
La América Latina carece de recursos de toda índole para producir invcstigadores profundos científicos. No se produce ni se ha producido investigación científica original o pura muy importante. Pareciera que la verdadera cultura latinoamericana se forma fuera de la universidad, alejada de los centros de docencia superior, por talentos aislados como Vallejo, García Márquez, Neruda y Cortázar.
La investigación científica en nuestras universidades ha sido casi exclusivamente del campo de las Ciencias Sociales pero aun así recibe la influencia de la intelectualidad romántica de la universidad tradicional, victoriana y europea y se crean paradojas.
Una de las pocas diferencias entre la universidad de nuestros países pobres y las tradicionales era la de la escasez de profesores de tiempo completo o de dedicación exclusiva. Quizás el esfuerzo inusitado por adquirir profesionales de tiempo completo para faenas intramuros sea nocivo para nuestras casas formadoras. Se le quita así a la universidad la pluralidad, la ausencia de una jerarquización estricta y la flexibilidad que hace que el profesional de dedicación parcial sirva de tablero de resonancia a la universidad, que traiga y lleve constantemente experiencias del medio y que sea este intelectual un verdadero prisma que permita conceptualizar lo que sucede en el ambiente social y político.
Lowe indica que educación superior «útil» es todo tipo de enseñanza o de investigación que ayude tanto al estudiante como al profesor a comprender mejor la naturaleza de la realización social que nos rodea. Esto debe enmarcarse claro está, dentro del espectro del pasado hasta el futuro y debe basarse en métodos propios que permitan dominar los problemas del momento.
La época del fatalismo científico, y particularmente la del fatalismo social, ya ha pasado. Antes se creyó que los fenómenos sociales el investigador los podría estudiar objetivamente y los podría interpretar, pero no los podría alterar. Hoy los fenómenos se estudian, pero la razón de estos estudios es el convencimiento de que el científico puede intervenir para modificar las situaciones. Este es el caso de los estudios de epidemias con miras a la intervención para erradicarlas; o el estudio de población y censos para definir políticas de población de orden intervencionista.
Algunos dicen que la universidad debe ser sometida a una reestructuración. El retirar a la universidad del ambiente corrupto de nuestro tiempo sería un paso temerario. La universidad se presta para ser generadora de conocimiento y campo de estudio de la nueva realidad latinoamericana.
La alteración de la capacidad de visualizar la realidad social actual requiere métodos de investigación nuevos, con terminología muy propia de éstos como es Programación, Investigación de Operaciones, Análisis Instrumental, Teoría de la Decisión y otros.
El método hipotético-deductivo tradicional deriva un estado terminal no determinado del conocimiento del estado inicial y—el punto central – de las leyes del movimiento de las «partículas». En el método de medios-fines se estipula desde un inicio un estado terminal de tal forma que se establezcan dos caminos que permitan que el sistema alcance la meta definida.
La investigación debe tener un objetivo determinado y preciso aunque el científico, en general, siempre puede verse influido por sus valores que quizás desvirtúen en algo su proceso investigativo. El científico es solamente un observador del ambiente y de la sociedad y debe servir de captador del sentir de su tiempo.
¿Puede la universidad asumir la responsabilidad de entrar en la arena del conflicto de valores y la diatriba de valores actual? Lowe indica que la misma cumple en esta esfera dos papeles predominantes, uno, hacer que la universidad luche por ser pluralista y no someterse a un exclusivo sistema de valores y, dos, tolerar toda corriente moral e intelectual pero al mismo tiempo mantenerse en el estudio de valores y reglas, cualquiera su origen o significado.
Las misiones históricas de la universidad, a saber educación investigación y servicios son todas adecuadas en lo teórico y puede ser la clave para mejorar la salud y el nivel de vida de nuestros pueblos pobres. La universidad es una fuente de talentos y de intelectuales y éstos deben establecer vínculos a nivel nacional e universal para tratar de alcanzar metas de superación en justicia social y desarrollo humano.
Debe haber una mejor interacción de la casa formadora de profesionales, y las instituciones que los van a emplear. Las universidades deben estimular a quienes ostentan el poder de decisión en los gobiernos y servirles de guía y orientación. Las universidades, dice Hamburg, deben ser catalizadores y convocadoras en hacer públicas las necesidades de investigación en cada región o país; además deben ligarse con centros de educación superior de países avanzados para trabajar mano a mano en formular planes de acción en la investigación que sea necesaria. De la universidad también debe partir la difusión de la información obtenida en las investigaciones.
Existen varios tipos de investigación, aunque en el fondo buscan todos satisfacer la curiosidad del ser humano. Las investigaciones científcas de laboratorios hoy no pueden desvincularse de las investigaciones de campo, de las sociales, de las antropológicas y de las culturales. Hemos tenido experiencias valiosas de estrecha relación entre científicos de laboratorio y antropólogos culturales, observadores de lo anecdótico como muy bien aclara Herskovits en su texto El Hombre y sus Obras. Aquí se aclara cómo un «investigador científico», como es el antropólogo o etnólogo, debe muchas veces pasar buena parte de su vida entre grupos humanos distintos del propio, estudiando cuidadosamente su cultura, su psicología, su comportamiento, en fin su modo de ser, sin seguir las reglas precisas de la investigación o el método científico clásico. Este investigador no trabaja con aparatos sino con gente, no con cifras precisas sino con patrones de conducta, no con tubos de ensayo sino con una interacción en su personalidad y la de los del «universo de estudio».
La investigación original es costosa pero la curiosidad de las mentes privilegiadas de científicos siempre lucharán por mantenerla.
Hasta en los pueblos más pudientes se enfrentan las dificultades presupuestarias para desarrollar investigación. Un ejemplo de esto es la costosísima inversión que se requiere en física nuclear donde el Laboratorio Fermi de Illinois con su acelerador circular enfrenta dificultades económicas debido al presupuesto federal cada vez más restringido, cosa que puede hacer vulnerable la primacía de los Estados Unidos en esta área. Y se pregunta a su director el porqué de estas investigaciones cuando hay tantas otras necesidades sociales inmediatas, a lo cual responde que el buscar y aprender sobre la naturaleza última de la materia nos da una visión de nosotros mismos, qué somos y hacia donde vamos. Hay la necesidad del descubrimiento experimental, pues sin el mismo solamente habría lucubraciones teológicas medievales como es la de debatir cuántos ángeles pueden bailar en la cabeza de un alfiler!. El sòlo hecho de que un puñado de seres en un pequeño planeta descubran su origen, que un mínimo punto en el universo comprenda el todo ya es razón suficiente para la investigación atómica y espacial.
Una falacia corrientemente sugerida es que el recoger información es hacer investigación. Esto es solo una de las fases de la misma.
Otros nos han dicho, en forma jocosa, que si uno copia el manuscrito de otro a eso se le llama plagio, pero si copia el de muchos se le llama investigación.
La esencia del método científico es la observación y la construcción de una teoría. Los objetivos de la ciencia son construcciones intelectuales, una parte esencial es la abstracción, pero que no se llegue a la desventaja de atención exclusiva a un grupo de abstracciones, como diría Whitehead. Para ser creativo en ciencias se requiere un estallido que salga de las abstracciones convencionales, para hacer aparecer una nueva teoría científica, que para serio debe ser una capaz de ser refutada.
La medicina en su aspecto básico de la observación clínica es la «ciencia de la medicina»; hoy se acercan cada día más la ciencia y la tecnología de la medicina y a veces son inseparables. El médico investigador hará más énfasis en una u otra según sea el área de estudio y sus objetivos.
Un factor determinante sobre la investigación es el reducir la ansiedad que se suscita al mencionarla al profesional no experto. Por esta razón se montan cursos y programas de adiestramiento en este campo, cuyo contenido debe abarcar temas como el descubrimiento de áreas de interés en investigación ya que no se despierta entusiasmo por algo que no se conoce o no se vislumbra; definición de variables y de hipótesis; revisiones bibliográficas y cómo conducirlas; el estudio de los medios para evaluar la validez de los datos; estudios de estadística; cómo preparar manuscritos para publicación; prácticas tipo taller en presentación de proyectos pequeños de investigación; definición de estrategias y aclaración de un procedimiento de análisis instructivo.
La confección de tesis es, con frecuencia, una forma de hacer investigación, y a veces el único asomo a esta inquietud que se le presenta al estudiante durante su carrera. En algunas facultades como la nuestra de Medicina, no se somete al futuro médico a una tesis y esto coarta en parte su formaciÓn de investigador. Y precisamente salud es un campo fundamental de investigación para nuestros pueblos.
Si se sigue la secuencia científica adecuada se puede orientar la investigación sencila y productiva en todo campo de la medicina y la salud.
Secuencia para solución de un problema de salud
1. Identificar el problema
2. Investigacicin básica
3. Investigación de campo
4. Educación de los técnicos
5. Cambios cn la sociedad (voluntarios o legislados)
El método científico visualizado en esta forma se puede usar para cualquier campo en que se quiere ser pragmático. Obsérvese que las primeras fases tienen que ver Íntimamente con la investigación.
Una visión clara de la salud pública nos indica que habría que reorientar toda la educación médica hacia otras áreas como son la prevención primaria, la promoción de la salud, medicina holística y los cuidados médicos primarios.
Laín Entralgo ve al médico comportándose en cuatro mundos distintos en relación con su actividad: como sanador, como sabedor, como preventor y como ordenador.
«Quien bien diagnostica bien cura», el aforismo antiguo, puede significar- si se da el significado amplio real al vocablo diagnosticar de estudio racional, no-empírico-, que el médico que sabe, es un erudito, un estudioso, un científico que tiene un conjunto sistemático de conocimiento y que puede enseñar ciencia pues es «un doctor» .
Hay tres actitudes frente a la curación: empírica, racional y creencia!. La operación médica debe incluir las tres; si predomina una sobre las otras tenemos los ejemplos de médicos con ciertas características especiales. Así sería clasificado Paré como médico «empírico», Brown como «racional» y Mesner como «creencial».
El saber del médico se ha encontrado casi siempre en la historia como saber consecutivo o como saber aplicado. No sería posible, nuevamente indica Laín Entralgo, Hipócrates sin concebir previamente a Pitágoras, Alemeón, Empédocles y Anaxágoras; ni a Freud previo a Schopenhauer y Hartman, ni a Schleidem y a Schwann sin antes tener a Leibniz.
El positivismo novedoso histórico y el Renacimiento se inician como concepción artística, filosófica y religiosa y posteriormente se transforma en ciencia y filosofía sistematizada. O sea que de lo intuitivo, vago o indiferenciado, se pasa al desarrollo de las ideas de orden práctico y científico. La evolución de las tres disciplinas madres de la medicina: Anatomía, Fisiología y Patología, es testigo de esta trayectoria, donde el médico ha investigado y creado conocimiento.
Pero en otros campos el médico ha ahondado en la condición misma íntima del hombre, su yo personal, y ha sido zapador en esto.
Así tenemos la investigación de Kraepelin, J anet, Freud, Charcot y otros, verdaderos creadores en el campo del saber psicológico, investigadores natos de lo más íntimo del ser.
El médico con vocación de investigador científico ayuda a los seres a entenderse a sí mismos; muy particular es esto en la antropología.
La realización de Descartes no es total sin conocer a Harey y Malpighi. Y las grandes obras de Bergson no hubiesen sido posibles sin él haberse adentrado en la neurología conocida en su época.
Desde un principio Méndez Pereira vislumbró la investigación como una fase vital de la actividad de la Universidad. Pero siempre hubo el debate entre universidad tradicional y universidad popular, masificada o quizás más bien popularista. La universidad insertada en el pueblo puede investigar sobre lo que requiere ese pueblo; lo que va a ser difícil es la investigación pura y sofisticada para crear nuevo conocimiento básico pues requiere grandes inversiones y muchos talentos dedicados.
Durante los años recientes se ha fomentado más la investigación por medio de tres líneas: primeramente, con el nombramiento de profesores investigadores; en segundo lugar, con la creación de centros de investigación o institutos multidepartamentales y finalmente, con la organización de una vicerrectoría propia y exclusiva para el postgrado y la investigación que ha de servir de faro y de orientador.
Así se tiene recientemente un nuevo y amplio campo para promover la investigación que se aparta del área de la preparación de tesis.
Esta hasta hace poco era la mayor área de investigación pero es investigación aislada, sin seguimiento, aunque a veces produce ricos frutos.
Revisamos los títulos de las 435 tesis para optar por licenciaturas en la Facultad de Ciencias Naturales y Farmacia presentadas durante los años 1980-1983. Aquí se ofrece un importante panorama de investigación que aunque circunscrito, cubre áreas prácticas vitales y en muchos casos revela datos básicos, originales y necesarios para el desarrollo de la economía del país. Se tocan temas como el estudio de la condición nutricional de diversos grupos, la contaminación ambiental y la salud en áreas marginadas, estudio de prevalencia de enfermedades en diversas áreas, contenido de vitaminas en diversas frutas nacionales, estudio de plantas medicinales y su impacto terapéutico en Panamá, estudio de ecología panameña, contaminantes ambientales, estudio de orden microbiológico, vitamínico y nutricional de productos nacionales, estudio de grupos sanguíneos y dc anticuerpos en distintas poblaciones y muchos otros estudios que ref1ejan un interés en conocer más sobre lo nuestro.
La Facultad de Medicina no tiene como requisito para optar por un título el presentar una tesis y esto puede haber sido un impedimento para fomentar la investigación; pero se han buscado otras alternativas y se han creado centros como el de investigaciones psicofarmacológicas el de enfermedades metabólicas que son un paso final en este sentido. Además, los distintos departamentos fomentan el espíritu de investigación entre sus profesores y estudiantes y en conjunto con los niveles operativos y asistenciales del Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social se desarrollan varios proyectos interesantes, muchas veces multidisciplinarios. Un vivo reflejo de esto es lo que se ha hecho en relación con el Curso de Medicina Familiar y Comunitaria y la Comisión de Docencia de Medicina General-Familiar de la Caja del Seguro Social.
La investigación en medicina de familia cae en dos amplias categorías: la descripción fiel de problemas de la práctica diaria y el desarrollo, descripción, y evaluación de sus instrumentos.
La tradición naturista del médico inglés y su curiosidad y habilidad de observación hicieron de su medicina clínica un campo de investigación prolija. La tradición investigativa desde Sydenhan con su creación del pronóstico en relación con categorías nosológicas, posteriormente Mackenzie con su visión epidemiológica de la cardiología, Jenner con sus estudios de vacunación, después Pickles con su intuitiva y cuidadosa observación de la evolución de la historia natural de las enfermedades infecciosas y contemporáneamente Fry con sus estudios longitudinales sencilos de sus pacientes adscritos, hacen del médico general inglés el prototipo del investigador sencillo y pragmático. Esto ha sido una tradición en servicio, no académica ni universitaria, que nos revela que puede hacerse mucho fuera de los claustros y los laboratorios pero se requiere un espíritu de tradición o una excelente preparación académica dirigida, que incentive al investigador.
Gordon descubrió en 1978 cuatro tradiciones de investigación que inciden como contribución a fomentar interés por este campo en la medicina de familia actual:
1. La tradición biológica, del naturalista observador, mayormente en el método experimental no-reduccionista.
2. La investigación agrícola que sofisticó la metodología con el empleo de procesos como regresión lineal y análisis multivariable.
3. La epidemiología, que clasifica y cuenta la prevalencia o incidencia de padecimientos y
4. La etnografía, en donde la premisa básica es que para comprender el comportamiento de la «muestra» hay que vivir con ella por períodos relativamente largos como hacen los antropólogos y los etólogos y como recomiendan psicÓlogos de la jerarquía de Maslow.
McWhinney ha definido los criterios esenciales indispensables para que’ una nueva disciplina en cualquier área del saber subsista y uno de los cuatro criterios es tener un área activa de investigación; los otros son un cuerpo específico de conocimientos, un campo único de acción y un período de adiestramiento riguroso. El ejemplo de la Medicina de Familia es muy interesante para encuadrar muchas de las actitudes en relación con la investigación.
El médico general tradicional hizo muy poca investigación pues dejó eso a los «profesores», a los «eruditos» y a los «científicos» de laboratorio y de esta forma la medicina general obtuvo su masa de conocim ientos en forma derivada de las especialidades médicas; el conocimiento «nuevo», como indica Geyman, de la Universidad de Washington, lo dejó a los especialistas o «expertos», y así no se «crea» conocimiento ni se activan mecanismos de investigación de campo sobre el rico e inmenso aspecto de la clínica y la comunidad.
Geyman considera seis actitudes necesarias para ejecutar la investigación en esta área: (1) curiosidad, o sea el preguntarnos ¿por qué?; (2) escepticismo que haga que siempre pueda vislumbrarse otra alternativa; (3) honestidad en el estudio de los resultados; (4) el percatarnos que nuestros conocimientos son limitados; (5) el interesarnos en aprender algo provechoso de cada contacto interpersonal; (6) apreciar la situación privilegiada del médico familiar y dar valor a nuestras observaciones a través del tiempo.
Para poder ejecutar investigación se requerirán condiciones que la favorezcan y estas serían: una clínica médica adecuada pues la clínica del médico es su laboratorio; instrumentos idóneos de trabajo como son los expedientes clínicos en base a problemas y tarjetarios; estímulo por parte de los colegas quienes deben ofrecer retroalimentación y apoyo; posibilidad de consulta entre colegas; acceso a servicios bibliográficos y la existencia de un forum para intercambio e ideas.
Al iniciarse el movimiento académico de integración docente asistencial en Panamá en el campo de la medicina familiar se empieza a vislumbrar que se van produciendo los cambios de actitud y se adquieren, paulatinamente, las condiciones para incentivar la investigación en el área. Un claro ejemplo de esto fué el forum en las II Jornadas de Medicina Familiar de las Américas, España y Portugal, en Panamá, en 1984, donde, precisamente, el Dr. Mauricc Wood dictó un seminario sobre investigación que introduce con la frase de Watson : Tengo seis hombres honestos que me sirven y me han enseñado todo lo que sé. Sus nombres son Qué, Porqué y Cuándo, Y Cómo, Dónde y Quién.
Este forum sirvió de vía de intercomunicación para presentación de múltiples trabajos sencilos de investigación panameños en medicina de familia como fueron estudios sobre la prevalencia de hipertensión en conductores de taxis de David; revisión de las características y experiencias de la práctica ambulatoria en una policlínica del Seguro Social y en una clínica privada del casco viejo de la ciudad capital; un estudio sobre la satisfacción en el médico general; estudios sobre la influencia de factores emotivos en la hipertensión arterial; estudio sobre los medicamentos más usados en la consulta externa; estudio sobre validez de registros de hipertensión y experiencias sobre tratamientos cortos para tuberculosis y la presencia de micosis en la práctica de gabinete en Panamá.
Estos ejemplos edificantes que hemos expuesto parecen indicar una vía para los países «débiles y pequeños» que indicó Méndez Pereira. Es la conjunción de los diversos sectores, la Universidad como centro formador, las unidades ejecutoras y los centros privados y públicos nacionales e internacionales, trabajando en conjunto para aportar más conocimiento sobre la realidad del país. La Universidad debe ser el faro que promueva la investigación, y aunque ésta sea derivativa y circunscrita, parte de la misma debe desarrollarse dentro de la Universidad. Pero con la guía y el incentivo dados por las casas de estudio debe fomentarse la investigación operativa en las unidades que prestan los servicios, con fondos propios destinados a estos menesteres y con vinculación internacional que sirva de asesora.