«Se busca cada día más al médico como consejero, en reemplazo de la abuela, el sacerdote o el confidente… el médico debe estar preparado para abordar el campo de la sexología con una mente amplia, sin prejuicios, con un espíritu científico y humano al mismo tiempo»
Dr. Tomás P. Owens
Los últimos lustros de la historia de la medicina se han caracterizado por un verdadero estallido de interés, investigación, publicaciones y divulgación de todas las facetas del amplio campo de la Sexología Humana y Comparada.
Algunas décadas se han caracterizado por el estudio a profundidad de la semiología pura, luego la etapa de gloria de la patología y fisiopatología se hizo ver; después recordamos una etapa de introspección, del estudio del sujeto, o etapa sicoanalítica; posteriormente el lapso de los grandes descubrimientos en antibiotieoterapéutica. Ahora estamos en el pleno apogeo de la sexualidad en todos sus aspectos de morbosidad, publicidad, innovación, estudio médico e investigación.
Este renovado interés por la sexología tiene varias causales. La proliferación de los medios, el auge de la televisión y el cine modernos, la ruptura de tabús, la liberación femenina, el interés por explorar campos distintos para romper con el tradicionalismo y un verdadero y genuino afán de tratar de comprender las vicisitudes cotidianas hacen del sexo el tema del momento.
El médico y particularmente el médico familiar o de cabecera, es un personaje central en todo lo relacionado con el sexo. El tiene los conocimientos básicos de Anatomía, Fisiología, Bioquímica y clínica del aparato sexual.
Es quien posee mejores armas y bases sicológicas para poder enfrentarse a este estudio, y en un mundo cientifista, el paciente busca como consejero a quien posee estas cualidades.
Se busca cada día más al médico para labores de consejería, previamente encomendadas a la abuela, al sacerdote o al amigo confidente. Este médico de hoy debe estar preparado para cumplir con esta misión y debe poder abordar el campo de la sexología con una mente amplia, sin prejuicios, con un espíritu científico y humano al mismo tiempo.
El paciente de hoy suele estar mejor ilustrado, lee publicaciones variadas y exige explicaciones claras, concisas y con cierto nivel científico. Es preciso que el médico comprenda que ya pasó la etapa de la sexología, en la cual el problema se trataba de solucionar con una frase o recetando pastillas, o dando una palmada en el hombro. Tampoco consideramos que este sea un campo esotérico de las ramas de la Urología, la Gineco1ogía, la Psiquiatría o la Psicología, sino el campo vital del médico de atención primaria, de cabecera o familiar.
La historia del interés por la sexología en medicina ha cursado varias etapas trascendentales. Inicialmente, el interés artístico prevaleció sobre el anatómico, tanto es así que el estudio de los genitales era escaso, y en algunos casos no aislados, no se tocaba este tema en los estudios superiores de Anatomía Humana. Un genuino interés científico se advierte inicialmente en los trabajos de Havelock Ellis, quien entre el año 1900 y 1936 publica varios volúmenes sobre la sicología sexual. Ellis fue quizás el primer experto en sexología. Todo estudio sobre el tema tiene citas de este autor zapador.
Ellis muere el mismo año en que muere otro grande del inicio del siglo, Sigmund Freud. Este, con su teoría de la líbido, abre un nuevo campo en el cual todo lo relacionado con el sexo ocupa un papel preponderante en la persona humana. La Psiquiatría se enriquece con Freud y éste permite que otros como Jung, Adler mantengan vigente el campo de lo sexual en la Psiquiatría moderna.
El muy reconocido novelista D.H. Lawrence, al publicar su obra El Amante de Lady Chatterly hace posible que el sexo se torne en algo sofisticado y erótico y se permita discutirlo en una sala de sociedad. Al llegar a las costas de América, esta obra, que antes hubiera podido considerarse pornográfica, es considerada literatura de alta categoría.
R. L. Dickinson, en 1933 publica su texto Human Sex Anatomy (1) donde presenta su vasta experiencia en estudio de la anatomía sexual mascu1ina y femenina, con excelentes diagramas y datos estadísticos bien llevados. En su obra A thousand marriages, reinicia la polémica sexual al evaluar el comportamiento sexual de parejas en forma mesurada y realista por vez primera.
Alfred Kinsey, profesor de zoología de la Universidad de Indiana, en el año 1948 publica su primera obra magistral Sexual Behavior in the Human Male y en el año 1953 el estudio equivalente para la mujer. Con estos estudios magistrales se sella una gran primera etapa del estudio de la sexología.
Con Kinsey se presenta en forma científica el más complejo estudio estadístico sobre comportamiento sexual y esto sirve, no solamente como punto de partida para ulteriores estudios, sino que además rompe toda una serie de ideas erróneas, malentendidos, datos desconocidos. El informe de Kinsey resultó ser el embrión de toda una nueva era de investigación de estadísticas sexuales.
La sexología se torna materia de investigación con Masters y con Johnson, quienes, primeramente vierten los resultados de sus investigaciones de 1aboratorio sexual en 1966 y luego sobre la clínica y manejo de los trastornos sexuales en 1970.
Sus trabajos producen un verdadero estallido en varios campos de la medicina pues por vez primera, se hace un estudio detallado, con el método científico, del coito, de las respuestas ò del comportamiento sexual y de la disfunción sexual. Al tiempo producen toda una serie de procedimientos y técnicas de manejo de los trastornos de la función sexual en el hombre y la mujer.
La proliferación de estudios de sexología después de Masters y Johnson es enorme, particularmente en Estados Unidos, un fenómeno solo comparable con el cultismo religioso de hoy.
Esta etapa de lo que podríamos llamar la popularización de los estudios sexuales quizás tiene su cima en los trabajos de Comfort, biólogo y escritor, quien en forma muy amena, a veces jocosa, y con la ayuda de muy bellos grabados, relata toda la gama de experiencias sexuales de un matrimonio del cual un miembro es médico y abre todo un nuevo campo para el público pero también para los profesionales.
Reuben, en el año 1969, ya presentaba un trabajo que ocupó el primer lugar en ventas en Estados Unidos, tomado de su experiencia como Psiquiatra, y en forma de preguntas y respuestas, aclara una gran serie de dudas sobre el comportamiento sexual, también en forma muy agradable y picante; este es un texto que recomendamos a todos por lo variado y chistoso.
De esta misma etapa tenemos la muy popular obra de una pudiente prostituta, Xaviera Hollander (9) donde describe muy
amenamente sus increíbles hazañas de alcoba y sus destellos de análisis de la personalidad humana que ameritan no ser tomados a le 1igera.
El mismo año de 1972, aparece un pequeño libro de Chartam, un orientador y consejero sexual, quien toca temas interesantes en forma clara y sencilla.
El estallido de interés por lo sexual abarca todas las edades. El mismo Chartam publica en 1972 su Sexo después de los 50(11), y populariza el interés por el estudio del sexo en la tercera edad. El sexo en la pubertad y la adolescencia también se torna tema que apasiona y toda una serie de publicaciones aparecen, en relación con la educación sexual o el sexo en la adolescencia. Algunos ya pueden considerarse como especialistas en sexología de la adolescencia como sería el caso de sexólogos como Rubin.
El sexo y la senectud y el sexo y los incapacitados también es hoy tema de controversia. El mismo Comfort ha dedicado trabajos a este tema. Ha sucedido también que se editan publicaciones para los profesionales y en el caso del médico, obras para ilustrarlo sobre la problemática en su propio quehacer. En este campo tenemos la muy buena obra de Green donde expone verdaderas perlas sobre el comportamiento que debe seguir el facultativo en variados casos de problemática sexual.
La liberación de la mujer, un movimiento de grupo muy beligerante, se ha manifestado con mucho énfasis en la sexología. Un paso importante ha sido el informe de Shere Hite, quien elabora una nueva teoría, bien documentada, por medio de encuestas y conclusiones cuidadosamente elaboradas, que sitúa el sexo en un contexto histórico y cultural. Esta es una investigación centrada en la mujer y desarrollada por una mujer que introduce activamente a la mujer dentro de la polémica científica de la sexología.
Para contrarrestar este empuje tan reciente de la mujer ya aparece una contrapropuesta, un bien documentado trabajo antagónico y complementario del Hite, el reciente trabajo de Pietropinto. Este psiquiatra neoyorquino hace una encuesta entre más de 4,000 varones, que dicho sea de paso, considera una muestra mucho mejor que la de Hite, y expone el punto de vista del hombre contemporáneo sobre el comportamiento sexual. Estos dos nuevos textos ameritan la lectura por todo interesado en la clínica sexual actual.
El estudio científico y humano del sexo ha contribuido a romper muchas de las falacias que venían como una carga desde antaño. Veamos en forma esquemática algunas de ellas:
Falacias sexuales sobre el varón
1. Una figura pequeña y delicada posee un pene chico
2. Un pene chico no es estimulante
3. Un pene pequeño en flacidez es pequeño en erección
4. La ancianidad trae consigo irremediablemente la impotencia
5. La circuncisión produce variación en la sensación
6. La raza negra siempre posee pene grande
7. La prostatectomía produce esterilidad
8. La continencia sexual produce enfermedad y viceversa
9. La masturbación produce enfermedad
10. Un primer coito siempre produce ruptura himenal y sangrado
11. La actividad sexual desde temprana edad desgasta el ser
Falacias sexuales sobre la mujer
La preparación previa al coito no es necesaria
1.La vagina chica ocasiona dolor al coito
2.La vagina amplia no acomoda al pene
3.La lubricación es producto del cuello de la matriz
4.La sensación vaginal es de la totalidad del órgano
5.La post-menopausia es causal de frigidez
6.La histerectomía es causal de frigidez
8. El abuso del coito produce dilatación vaginal.
9. La continencia produce «nerviosidad”
10. La gestación es causa de poca sexualidad
Estas falacias escogidas nos permiten vislumbrar la necesidad de revisar nuestros conocimientos del área. Reuben nos dice que ve a una persona que vive en la Era del Espacio pero ha dejado a sus genitales en la Edad de Piedra ya que el vulgo y el mismo profesional sufren una ignorancia abísmica, de lo sexual.
Un gran piloto moviliza su avión a 600 millas por hora y no puede mover su pene seis pulgadas dentro de la vagina.
Una gran física nuclear vislumbra la complejidad de las partículas nucleares durante el día y de noche sufre con amargura su lesbianismo.
Muchos sabemos bastante sobre lo que existe en la luna a 300,000 kilómetros de distancia y poco de lo que sucede a quince centímetros bajo el ombligo.
Y muchos se empiezan a nombrar especialistas cuando no deben hacerlo: sacerdotes, juristas, sicólogos no clínicos,charlatanes y otros.
Ya Ellis, en el año 1933, escribía: “En todo departamento de medicina, y ahora finalmente en el más íntimo de todos, es nuestro deber ajustar las condiciones de vida para que, si es posible, no aparezca el mal. No hay campo en el cual sea hoy necesario para el médico adquirir mayores conocimientos y ejercer una más delicada inteligencia”(1).
En el aspecto anatómico, todavía en 1927 no existía un estudio de medidas penianas, según Preble. En 1897, Gyurkoovech1y examinó seis mil varones y encontró tres penes muy chicos y un pene gigante en un negro muerto por tuberculosis a la edad de veinte años, con un pene flácido de 19 centímetros. Estos estudios son aislados y erráticos.
En 1960 solamente tres facultades de medicina en los Estados Unidos impartían sexología o su equivalente mientras que para el año 1973, casi la totalidad de facultades lo hacía. Se ha preguntado: ¿Por qué dar sexología en la educación de pregrado del médico? Simplemente porque el público lo considera como un experto en la materia. A veces el médico es un gran técnico en la anatomía o fisiología sexual pero el comportamiento sexual es algo muy íntimo, con muchos matices de sicología profunda.
Probablemente la función sexual humana básica no variará pero sí las actitudes hacia el sexo, hacia la homosexualidad, el machismo, la liberación de la mujer, el aspecto religioso y otros.
Burnap, en el año 1967 indicó que el médico clínico halla la problemática sexual como trastorno del paciente en proporción a sus conocimientos sobre el tema: de un número plural de médicos que no hacen preguntas sobre el sexo a sus pacientes, el 75% de ellos indicó que solamente l0% de los enfermos sufría trastornos sexuales, mientras que un 66% de los facultativos que preguntan sobre la actividad sexual, consideró que el 50% de los pacientes sufría trastorno sexual.
Esto explica nítidamente la importancia de ilustrar al médico sobre este apasionante tema.
Uno de los aspectos que es preciso aclarar en sexología es la nomenclatura y la terminología. Deben tenerse presentes las definiciones más sencillas y llanas. He aquí un listado de éstas:
Relaciones sexuales: Un término genérico que explica una universalidad de contactos; cualquier vínculo de contenido sexual.
Contacto sexual: Conexión sexual entre sujetos del mismo sexo o de sexo opuesto.
Coito o cópula: Unión o conexión sexual entre sujetos de sexo opuesto.
Orgasmo: La crisis de excitación sexual, único o múltiple.
Climax: El orgasmo supremo; para Kinsey es el sinónimo de orgasmo.
Felatorismo: Introducción del pene en la boca del otro.
Cunilinguo: Contacto buco-vulvovaginal.
Irrumatorismo: Forma pasiva de felatorismo.
Heterosexual: Interés predominante hacia el sexo opuesto.
Bisexual: Interés por ambos sexos. Toda persona lo es; más notorio en ciertas etapas.
Homosexual: Interés predominante por el mismo sexo.
Lesbianismo: Interés predominante por el mismo sexo en la mujer.
Trasvestismo: Compulsión por uso de la ropa del sexo opuesto. Sin aparente relación con la homosexualidad.
Transexualismo: Deseo vehemente de cambiar de sexo, usualmente de hombre a mujer.
Ambisexual: El enamoramiento o pasión del individuo por otro de su sexo y el opuesto.
Trisexual: Interés sexual por hombres, mujeres y animales. Usual en el joven del campo.
Tetrasexual: Interés sexual por hombres, mujeres, animales y cosas.
Homotrisexual: Mayor tendencia a la homosexualidad pero también por otros.
Lesbiotrisexual: Mayor tendencia al lesbianismo, pero también por otros.
Parafilia: Conducta sexual aberrante.
Sodomía: Término que puede significar parafilia, coito anal o contacto buco-vaginal.
Bestialidad: Contacto sexual con animales. Usual en medios rurales.
Satiriasis: Exagerado deseo sexual en el varón.
Ninfomanía: Exagerado deseo sexual en la mujer.
Eyaculación precoz: Clímax a la penetración peniana.
Disfunción sexual: Cualquier trastorno de orden sexual.
Incompetencia eyaculatoria: Falta de eyaculación.
Impotencia primaria: el sujeto nunca ha penetrado mujer ni hombre.
Impotencia secundaria: El sujeto alguna vez penetró.
Impotencia Coendipenetranti, generandi: clasificación arcaica de impotencia.
Disfunción orgásmica primaria: Nunca ha presentado un orgasmo.
Disfunción orgásmica situativa: Alguna vez presentó orgasmo.
Insuficiencia orgásmica masturbatoria: Nunca presentó orgasmo a la manipulación propia o por otro.
Vaginismo: síndrome de espasmo muscular reflejo a nivel vaginal o perineal.
Dispareunia o coito doloroso: Ocurre en la mujer o en el varón.
Sinusurragia: sangramiento al coito
Coitus interruptus: Retiro antes de la eyaculación
Coitos reservatus: Karezza; coito prolongado sin eyaculación
Croupade: Penetración posterior, a la vache
Cuissade: con la mujer a espaldas pero a medias o de lado
Flanquette: De frente, pero con las piernas entrecruzadas
Frontal: Frente a frente, variable
Matrimonial: Misionera, de frente, sin variar
Negresse: La dama en genupectoral, con inserción posterior y variantes.
Coito en X: entrecruzamiento y variantes
Florentino: Retracción del prepucio del varón por la mujer
Coito vienés: La dama con los miembros elevados sobre el cuello y sobre su dorso
Feuille de Rose: Estimulación liingual del ano y el periné.
Gamahuche: Prolongados besos vulvares.
Saxonus: Compresión de la uretra en la base peniana para prevenir la eyaculación.
Postillionage: Hacer penetrar el dedo en el ano antes del orgasmo.
Pompoir: Contracciones vaginales por control muscular
Coito turco: En la oscuridad y en desnudez, la mujer penetra bajo las sábanas y excita.
Coito eslavo: Los serbios simulan el rapto; las croatas estimulan al varón con la lengua.
Coito japonés: Semivestidos, mucho aparato o instrumento, uso de cojines y usualmente en el suelo.
Pattes D’adaignee: masaje superficial y erótico pero extragenital.
El facultativo, a veces por falta de preparación, a veces por inseguridad se comporta inadecuadamente al tener que abordar la problemática sexual. El machismo imperante en nuestro medio es otro factor que enmascara la realidad. De una pluralidad de conversaciones amistosas con pacientes hemos tomado, al pie de la letra, algunas de las respuestas de médicos a una consulta sobre un trastorno sexual:
“Si sale conmigo le quito la frigidez esta noche»
“Búsqueme esta noche para aliviarle su deseo sexual”
“Búsquese una muchachita y se le quita la impotencia”
“Tómese un trago y le alivia la impotencia”.
“Tómese este tónico y la vitamina y se alivia todo”
«Acuda a una casa de cita y quizá se resuelva todo»
“El urólogo le resuelve el problema”
“Póngase esta inyección de testosterona”
“La examino y verá cómo siente sensación de excitación»
El paciente de sexología ya está madurando y no va a permitir respuestas de esa categoría. El médico debe prepararse para enfrentarse a esta nueva modalidad. Un ejemplo de lo que espera encontrarse en actualidad lo tenemos en dos sencillos casos clínicos:
l. Mujer de 37 años de edad, dedicada a trabajo en belleza, comportamiento heterosexual. Soltera, hace las siguientes preguntas:
“¿Es malo el coito por detrás?”
“El felatorismo es malo?”
“¿Tragar el semen es malo o aumenta su peso? «
“El coito post-legrado es malo?”
«Deseo el coito dos veces por día, ¿cómo soluciono esto?”
2. Varón de 32 años de edad, funcionario diplomático, graduado universitario; homosexual.
“¿Cómo me relaciono con mi novio si tiene gonoccia anorectal?”
“¿Cómo me protejo el recto?»
“¿Qué hago con mis hemorroides, la proctorragia y el coito anal?”
Es importante que el médico se interese por el comportamiento sexual de los distintos grupos que tiene como pacientes, del niño, del adulto, del anciano. Asimismo es importante reconocer las diferencias del medio, las costumbres, los estratos sociales y otros variantes. Los trabajos de Kinsey, de Pfeifer, de Hite y de Pietropinto son de mucho interés para llenar este vacío. En América Latina, son nulos los trabajos en esta esfera, pero creemos que los aspectos básicos son similares a los de otras latitudes.
Un aspecto que creemos es universal es el de la fisiología del coito. Masters y Johnson, quienes introducen la fisiología del coito, analizan el coito en cuatro periodos o ciclos que pueden ser bien estudiados y esquematizados como indica la gráfica:
CICLO DE RESPUESTA SEXUAL EN EL VARON
Excitación:
Meseta
Orgásmica
Resolución
CICLO DE RESPUESTA SEXUAL EN LA MUJER
Excitación
Meseta
Orgásmica
Resolución
Cada uno de los periodos del coito y cada una de sus fases y etapas ha sido estudiada y analizada detenidamente; cada componente fisiológico ha sido revisado con sus variantes y ya se ha estructurado una patología y una nosografía de trastornos de la función sexual. De aquí parten distintas escuelas de tratamiento con sus técnicas particulares; de allí se originan procedimientos como el vínculo con la pareja, el método de la comprensión para la eyaculación precoz (squeeze technic), el uso de los surrogados, las técnicas de manipulación, la sicoterapéutica en sexología, los métodos audiovisuales y demás.
El texto de Masters Human Sexual Inadequacy es la obra cumbre y la verdadera iniciadora de esta disciplina.
El estudio de la función sexual en las distintas edades del hombre recientemente ha aclarado muchas dudas y ha abierto campos hasta ahora inexplorados. El desarrollo de la sexualidad del adolescente, la sexualidad y la religión, la sexualidad y la gestación, y el sexo en la tercera edad son temas de actualidad.
Binet (23), como buen francés, en su obra sobre gerontología coloca a las funciones de reproducción en el primer capítulo. Presenta la frase de Richet donde el anciano grita que desea mantener su juventud sexual:
“Oui! J’aime encore la mer, les forets, les printemps, les sourires de femmes, et le senteur de roses…”
Informa que en París, todos los años da a luz una mujer mayor de cincuenta años con un padre mayor a los sesenta años y anota los datos de Pincus, quien comprueba que los andrógenos descienden lentamente hasta los sesenta años en el varón, mientras persiste una producción estrogénica homogénea. Recuerda la teoría del envejecimiento de Brown Sequard, que indica como causas los cambios orgánicos y la falta de estímulos a centros nerviosos por actividad testicular adecuada.
Ya Kinsey reveló mucho sobre el comportamiento sexual en personas de edad a avanzada. En el adolescente el contacto sexual promedio semanal fue de 3.2 a 4.8 y este va en descenso lento para ser de 2.5 semanal a los treinta, 1.8 a los cuarenta y .9 a los setenta. La erección matutina que en el adolescente puede ser de 4.9 veces por semana, desciende a 2 por semana a loa 30 años y a 0.5 semanal a los setenta. El tiempo de flacidez a erección es abrupto en el joven y más lento en el anciano. La duración de la erección puede ser de horas en el joven pero el promedio en el anciano es de siete minutos.
El ángulo de erección es vertical en el 10% de los jóvenes y puede ser horizontal en el anciano. El clímax puede sor múltiple en el adolescente mientras que lo es solamente en el 3% de la población de sesenta años de edad. La masturbación en el adolescente suele ser de dos por semana, mientras es poco frecuente en el anciano.
Las emisiones nocturnas se presentan en el 7l% de los jóvenes de 21 años, mientras que solamente en el 14% de los sujetos de sesenta. Pero la vivacidad sexual es muy variable; un varón tenía coito siete días por semana, con eyaculación y muchos conservan una buena potencialidad hasta mucho después de los ochenta. Un anciano de 86 años, presentaba sueños eróticos y eyaculación.
Kinsey ya aclaró que nuestra sociedad está regulada por el varón y centrada en el varón. Pero la mujer se está liberando. Encontró que el orgasmo en la mujer se presentó en el 90% de los casos de menores de 40 años, en el 78% de las de 50 años y en el 65% de las mujeres de sesenta años de edad.
Al mismo tiempo advierte que en los matrimonios adecuados, alcanzaba la mujer el orgasmo, en el 63% de las mujeres, durante el primer año de vida marital, pero hasta en un 85% de quienes tenían más de veinte años de feliz vida marital.
El interés por el coito suele disminuir en el varón cuando en la mujer se empiezan a perder las inhibiciones y ella muestra más entusiasmo. En forma esquemática detallamos los cambios según el patrón de Masters que se advierten en el sexo de la tercera edad:
CAMBIOS EN EL HOMBRE AÑOSO
Excitación: Una erección retardada que no se produce por el pensamiento, por presión ni por prostituta, un ángulo menor de erección. La erección puede ser incompleta pero no deja de ser placentera ni funcional.
Meseta:
Menor o nula elevación testicular
Menor congestión balánica y escrotal
Suele no existir la gota de Cowper
La etapa de meseta suele ser prolongada
El control de la demanda eyaculatoria es mejor
Orgasmica
Es la etapa de mayor variación con respecto al hombre joven
Las contracciones a veces son espasmódicas
Las contracciones de expulsión son menos fuertes y menos numerosas (impulsa el semen a distancias de 8 a 30 cm. a lo sumo)
Reducción del volumen seminal (promedio de 2cc)
CAMBIOS EN LA MUJER AÑOSA
Excitación:
La lubricación es más lenta y menor
Menor erección del pezón
Lenta retracción del pezón
Menor ingurgitación aerolar
Menor tendencia al exantema
(Cuanto más pendulares las mamas habrá menor congestión)
Meseta
Menor miotonía
Mayor urgencia urinaria y escozor por pérdida de rugosidades y déficit hormonal
Poca o nula elevación del labio maor por falta de grasa y menos tensión de ligamentos
La lubricación al usar estrógenos puede ser excesiva
Elevación uterina menor
Orgasmica
Menor número de contracciones externas
Mas tendencia a contracciones espásticas
Las contracciones rectales son raras después de los 51 años de edad
Resolucion
Suele haber detumescencia súbita
Más tendencia al trauma por delgadez del labio mayor
Las diferencias en el comportamiento sexual de la tercera edad son más bien de actitud, de intensidad y de grado y quizá las variables sean mayores entre sujetos de una misma edad que entre jóvenes y viejos con líbido bien desarrollada. Comfort revela que quienes tenían deseos sexuales ardientes en la juventud los conservan moderados en la ancianidad, mientras quienes no los tenían en la juventud los pierden del todo en la tercera edad. El folklore de la poca sexualidad del anciano, es solamente eso: folklore. El viejo deja de tener coito por las mismas razones por las cuales deja de pasear en bicicleta: decaimiento general, pensar de que es ridículo, para que no lo tilden de viejo sucio o porque no tiene bicicleta.
Los iniciadores tempranos en la sexualidad, son los terminadores tardíos. Así se comprueba el axioma de Pearl de 1926, quien reveló que los muy activos y precoces se mantenían así por más tiempo (8, 16, 22). A los 68 años un 70% de los varones tenían actividad sexual y a los 78 todavía la presentaba un 25% de los encuestados. Esta actividad no necesariamente tiene que ser la tradicional. Como nos dice sobre su propia experiencia la Hollander después de los sesenta gustan de las relaciones bucogenitales, eyaculan prontamente por el felatorismo y si ejecutan cunilinguo lo pueden mantener indefinidamente.
Comfort nos revela que lo único que la edad tiene que ver con el comportamiento sexual es que cuanto más tiempo uno ha amado más tiempo ha tenido para aprender. Los jóvenes están convencidos de que nadie después de los cincuenta debe hacerse el amor y ven como obsceno el intentarlo pero la nuestra, a pesar de no ser la primera generación que sabe lo contrario será quizá la primera que no ha recibido un lavado cerebral que haga penoso el admitirlo.
Comfort anuncia algunas recomendaciones básicas para el sexo en la tercera edad:
l. No preocuparse por menos orgasmos ni por la erección lenta. No por eso dejar de practicar, ya que al dejar el sexo de lado se dificulta mucho el reanudarlo.
2. Estimular la erección por sí mismo y mejor aún por una compañera.
3. El sexo practicado en forma regular mantiene el vigor y la función hormonal. El mismo Reuben aboga por el sexo para control de la artritis, y como ejercicio (dice que el sexo no produce infartos, y si lo produjese sería mejor morir así que correteando un bus!).
4. La terapéutica de reemplazo hormonal es recomendable.
5. Se recomienda cuidarse la estética por cosméticos, cirugía, tratamientos variados, deporte (Chartam insiste en el acicalamiento personal, particularmente en la mujer añosa)
6. Recordar al anciano que un 15% de las parejas de más de 78 años mantienen contactos sexuales.
7. La innovación y el cambio es vital: debe leerse sobre aspectos sexuales, sobre novedades, sobre nuevas costumbres y demás.
Esperamos que algunos de los conceptos vertidos sirvan para incentivar al médico para que se interese en la disciplina de la sexología, comprenda que esta es una rama de la medicina de cabecera que es florida, es científica y requiere conocimientos sustanciales sobre el comportamiento humano, la tradición, las costumbres y el folklore de la enfermedad.