La bioeconomía y el futuro de la humanidad

Por Thomas Owens

Publicado originalmente en la Revista Lotería, No. 444, octubre de 2002

«El mundo ya no es igual «, cita Mónica Guardia, queriendo indicar cuánto ha cambiado, no solamente en la economía sino en la cultura, los valores, el comportamiento y las costumbres, en lo micro y en lo macro. Incluso la terminología ha cambiado durante las últimas décadas, no únicamente en cuanto a la cibernética, con todo un nuevo diccionario, sino en una multiplicidad de frases novedosas como: «la muerte de las utopías»; «los espacios físicos no euclidianos «, «el activismo cultural» (el artista); «fábricas de continuidad» (monumentos); «centros de adiestramiento de la cultura dominante» (universidades); «implicaciones políticas de la física cuántica»; «espacios públicos privatizados» (centros comerciales); la red que une a los bunkers» (las calles); «la prevalencia del pensamiento único» y muchos otros.

En 1970, Alvin Toffler escribe Future Shock, y casi tres décadas después La tercera Ola, con su esposa Heidi Toffler. Los Toffler son precursores en el pronóstico y en la discusión de la posmodernidad, la era que vivimos desde 1960.

Las llamadas «Olas» son cambios mayores de la civilización. La primera Ola se produjo con el desarrollo de la agricultura que aparece después de  cientos de miles de años de econonúa de caza y de recolección, primitiva y desorganizada. Esta Era se prolongó por unos 10,000 años para dar paso a una abrupta aparición, la Segunda Ola, la Era industriaL, la cual hace su inicio en 1760 en Inglaterra y se va acabando en 1950 en los Estados Unidos.

En la década de los cincuentas se inicia la Tercera Ola, la Era de la información, en la cual estamos inmersos y que ha de concluir aproximadamente en el 2030.

Pero la «Cuarta Ola» ya se ha iniciado, de manera que durante las próximas décadas habrá un traslapo de la Era de la Información y la Era de la Bioeconomía.

Esto sucede así porque los ciclos vitales de civilizaciones enteras, lo mismo que los de las plantas, los animales, los negocios y las economías sufren cuatro etapas de desarrollo, a saber, la de gestación, la del crecimiento, la de madurez y la de declinación.

La era de la informática parece haberse iniciado con la creación de las computadoras, su fase de gestación y crecimiento. Su fase de madurez se crea con el advenimiento del Internet, lo que permitirá que todo se conecte con todo lo demás.

La última fase de esta era de madurez de la «ola de información» es el uso universal de pastillas de Sílice de precio módico y la tecnología inalámbrica.

La Era de la bioeconomía hace su aparición bastante súbita con la identificación por Crick y Watson de la estructura de doble hélix del DNA y esta Era de Bioeconomía se halla desde entonces en su fase de gestación, pronta a pasar a su fase segunda, de crecimiento, al completarse y publicarse el genoma humano decodificado completo.

La fase de crecimiento de la Era de información se desarrolla al proliferar los semiconductores y el «software». Hoy la biotecnología abrirá el sendero a la bioeconomía con biotecnología orgánica entremezclada con infotecnología de «chips» y materiales de compuestos inorgánicos con la nanotecnología.

Mucho se ha aprendido y dilucidado entre el Future Shock y el «Third Wave» de Toffler.

Ya se conoce que el orden aparece del caos. Ya se concluye que no puede haber cambio significativo sin conflictos, y estos conflictos, «de olas» se producirán entre países industriales dominantes y países predominantes agrarios. Si no es así serán conflictos internos dentro de países en transición, entre la civilización agraria y la industrial.

En 1956, sucedió un fenómeno trascendental, en la historia de la civilización: el número de empleados de la economía de servicios y del conocimiento, sobrepasó a los obreros de fábrica en los Estados Unidos.

Sputnik apareció en los cielos el año siguiente; los aviones de propulsión a chorro se hicieron comerciales, la televisión universal y las computadoras revolucionan la sociedad. Esto trae cambios culturales amplios.

Ahora habría lo que se ha llamado la trisección del poder mundial; las naciones agrarias en el fondo, las industrializadas, en el medio, y las economías basadas en el conocimiento y la informática en la cima.

Pero así como se superpone una Era sobre la otra, así hay países donde se perciben las tres civilizaciones y donde estas colisionan y se enfrentan a diario.

Habrá múltiples cambios culturales, como televisión de 500 canales, que quizá serán usados para promover culturas e idiomas de grupos menores pero, según Toffler la cultura propia milenaria de los pueblos o cultura nuclear de los mismos no tendrá que desaparecer.

Durante los tres próximos quinquenios, los elementos primordiales que se discutirán serán la demografía, los recursos naturales y el ambiente, la gobernabilidad, la globalización y el papel del país del Norte como la mayor potencia mundial.

Cada año crece la población mundial en un número de habitantes, similar a la población de México!

Habrá un billón más de seres humanos en la tierra en el año 2015 y uno de cada diez serán de países en desarrollo y países pobres, con la mayoría en áreas urbanas marginadas.

Habrá alimentos en cantidad adecuada pero persistirán las insuficiencias de infraestructura, los inadecuados métodos de distribución, la pobreza crónica, la desnutrición, y la inestabilidad política. Habrá carestía de agua y quizá conflictos políticos y luchas armadas por causa del agua.

El devenir del modernismo se ubica en la época de los 1400 De. El hombre podía descifrar las reglas de la naturaleza, de la sociedad y del propio ser.

El posmodernismo se origina en Europa hace cerca de 40 años, cuando se empezaron a vislumbrar las pérdidas de fe en las ideologías de izquierda y las dudas sobre la certeza de que la ciencia fuese la panacea y la portadora de bienestar. Los movimientos ecologistas, con esta visión, se hicieron

relevantes, pero tampoco lo son todo; permanece la incertidumbre y la zozobra, pues no existe el elemento integrador, unificador y de realidad absoluta y lógica. Es más, aparecen incongruencias como el hecho, de parte del posmodernismo, de rechazar las ideologías del siglo XIX, sin oponerse al racionalismo científico. Por eso el modelo científico actual, casi universal, del neoliberalismo, para algunos es un «neoconservadurismo».

A diferencia del modernismo, para el posmodernismo la realidad no puede presentarse sin las observaciones de un observador, al decir de Von Voertster, de manera que se pierde la posibilidad de la objetividad y de la introspección. En muchos casos se toma difícil distinguir 10 cierto de lo falso y lo real de lo fantástico.

Muchos procesos biológicos serán digitalizados en el curso de la mezcla de las eras de infotecnología y biotecnología, ya que hasta hoy las cuatro clases de información que dominan este campo son los números, las palabras, los sonidos y las imágenes. Como la información aparece en otras formas como son el olor, el sabor, el tacto, la imaginación o la intuición, éstas se harán realidad durante las próximas décadas. Ya hay olores digitales, métodos diagnósticos para «oler» enfermedades y películas digitales con olores agregados o incorporados.

Las cuatro grandes industrias infundidas por la era biotecnológica serán las de fármacos, la atención de salud, la agricultura y la de alimentos, (las tres relacionadas con el bienestar y la salud de la población). Pero el cambio más notable de esta Era será el de transformar el paradigma de la salud del tratamiento de enfermedades, o sea el de la medicina reduccionista u ontológica, al de la predicción y la prevención, la medicina holística.

La difundida «atención primaria de salud» de hoy es realmente «atención primaria de enfermedad», donde se creó al llenar los hospitales. Ahora, y quizá solamente durante veinte años, nos encontramos con el modelo transicional de asistencia médica administrada («managed care») donde se controlan los gastos al sacar al paciente del hospital.

En la era que se inicia, de bioeconomía, nos enfrascamos en el modelo preventivo y de promoción de la salud, donde se ayudará a la gente a obviar el hospital.

El problema mayor de la era de la informática es la privacidad; en la Era de la bioeconomía lo será la ética. Los cambios de eras tan abruptos del último siglo y el siglo XXI traerán sus consecuencias. Los nacidos en los cincuentas, poco después de la 11 Guerra Mundial, los «baby bomers» nacieron al terminar la Era industrial, trabajan toda una vida durante la Era industrial y terminan sus días en la Era de la bioeconomía.

Los nacidos a partir de 1964 tendrán más dificultad todavía en la adaptación, pues tendrán que lidiar con dos aspectos de la economía de información, la etapa del crujimiento y la de la conexión y luego la de la bioeconomía con su fase de conexión por microonda a la fase celular. No es improbable que aquellos en la última y más joven generación u ola, la llamada «generación Y» tengan que alternar con tres Eras.

La Era de la bioeconomía ha de ser la Era de la medicina holística, como lo predijo Toffler: la medicina donde el paciente y su familia recibe una atención integral dentro del paradigma biopsicosocial Engeliano, con énfasis en la promoción y la prevención: es la continuidad de manejo, es el contexto, la dolencia en vez de la enfermedad, la salud y la vida sana. Esta es una práctica médica con base en la Teoría Sistémica, de sistemas biológicos de Miller; una medicina donde la dolencia se acepta, tiene causas multifactoriales, donde las explicaciones serán más sencillas, los exámenes más escuetos y se buscarán las probabildades, no las posibilidades.

El milenio que se inicia con la Era de la bioeconomía y biotecnología, al final de la Tercera Ola de Toffler, deberá crear un médico humanitario, un ser cortés, responsable y honesto que aplique su medicina en conceptos demostrados científicamente, o sea, la Medicina Basada en la Evidencia de Sackett, pero también ha de ser un hechicero científco quien reconozca su núcleo ancestral, nunca un profesional insensible.

La cultura mundial se basa hoy en el consumismo, en la fascinación con lo biológico, en las ciencias físicas y en el individualismo. Con el gran progreso de las investigaciones biológicas parecería un contrasentido vaticinar una vuelta a la búsqueda de la relación médico-paciente óptima, a lo psicosocial», al humanismo; pero basados en un conocimiento científico profundo y una excelencia clínica amplia. Se buscará una alianza del médico con su paciente, no solamente un contrato, y la medicina será basada en la persona, como inculca Stewart y McWhinney desde 1989. Se ha de insistir en que los pacientes se tomen en amos y dueños de sus propios cuidados de salud con el médico y su equipo como facilitador y colaborador.

La Era biotecnológica en la práctica médica requerirá un real cambio de actitudes por parte de todos, primordialmente del médico. Como dice muy bien Saéz-Llorens, la mitificación de las superespecialidades desde la era industrial produjo un médico muy versado en campos específicos del saber, pero completamente inepto en el entendimiento de las bases culturales de la ciencia y en la medicina antropológica, centrada en la persona humana.

Las dos grandes tendencias en la atención de la salud en esta Era biotecnológica, «Cuarta Ola», segÚn Ceitlin, son el deshospitalocentrismo y la atención de salud por redes de centros de Medicina Familiar. Esto no reducirá, en lo más mínimo, el interés ni el valor de los avances tecnológicos ni de las superespecialidades médicas, más bien les hará más relevantes, pues se hará uso de las mismas en forma más racional y los expertos en campos específicos o abstrusos se sentirán realizados, al ejecutar las funciones precisas que les corresponden, y nada más.

Se avecinan tiempos turbulentos pero inmensamente interesantes. A pesar de la alta tecnología de la Era de la bioeconomía, parece que la humanidad se trata de reencontrar a sí misma y la medicina será más humana y menos artificial.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *